Me hizo perder el mundo, mascar el polvo y abrirme heridas que me sacaron litros de sueños rotos.
Mi familia y mi prole imaginaria, todos murieron asesinados por un cuchillo que de a poco
me va soltando.
Acá estoy,
mirando la montaña de frente con un grito de guerra en la garganta
los ojos pintados de negro
gastando la esperanza que pensé había perdido.
Acá estoy, feliz de avanzar.
Vengan por mí.
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